Aunque el barrio es más conocido por sus tapeos, también el desayuno puede ser de categoría. Uno de nuestros favoritos es La Roseta, un local pequeño donde comerse un original bocadillo elaborado con pan de chapata. A lo mejor al inicio os parecerá una cafetería para guiris, pero el producto es muy bueno y los dueños gente del barrio.
Es sin duda el deporte acuático de moda estos últimos años. Prueba de ello, las innumerables tablas de paddle surf que se ven a cualquier hora en el horizonte del Mediterráneo. Es un ejercicio perfecto para el cuerpo y una manera diferente de observar o vivir la ciudad.
Nosotros fuimos a Sea You (15€ la hora) a través de la app Urban Sports, pero hay muchas oferta de escuelas o lugares de alquiler a lo largo de la costa de Barcelona.
En tu paseo a la playa o a la Barceloneta, podrás parar a comer un buen panino en Compá, una charcutería gestionada por Vittorio con las especialidades de Calabria (región del sur de Italia) como nduja, soprassata. Los paninis son de tamaño generoso y podrás zampártelos en la pequeña barra del local o en la cercana playa de la Barceloneta.
No se puede visitar Barceloneta sin adentrarse en alguna de sus bodegas o bares castizos. Ya sea para tomar un vermut o para tapear, es obligado vivir una de las experiencias más castizas del barrio. El ADN del barri corre entre chipirones y botas de vino. Recomendamos gozar del canalla y juvenil Lokillo o del clásico Bodega Electricitat.
Otro de los clásicos del barrio es el tapeo de marisco o la freiduría. En Cova Fumada se creó la famosa tapa picante, la “Bomba de la Barceloneta” y sus tapas son increíbles (a pesar de la fama y de salir en muchas guías). Si en cambio dispones de algo más de presupuesto, recomendamos el clásico Vaso de Oro: tapas y platos de marisco y de la tierra para chuparse los dedos.
Otro de los must de Barceloneta es zamparse una buena paella. Son varios los candidatos perfectos para un buen arroz de marisco o fidueá. Uno es el clásico Cheriff, que lleva décadas en el barrio dando de comer paellas de calidad. Su único inconveniente es que es cerrado sin vistas y el tíquet medio es bastante alto. Otra recomendación, algo más moderna es el Barraca, un restaurante de dos plantas justo en el Passeig Marítim. Buena paella y vistas sobre el mar.
Inicialmente, Barceloneta era un barrio concebido para albergar el exceso de población del casco antiguo de Barcelona. El barrio fue planificado con unos modelos de mini-casas (llamas cuartos de casa), que todavía hoy son visibles en algunas calles. Muchas se destruyeron o aumentaron de plantas, pero el bonito modelo arquitectónico original sobrevive. Si alzas la cabeza en algunos puntos de Barceloneta los verás. Te aconsejamos te fijes en la que está en calle Sant Carles 6, rehabilitada en 2011 siguiendo la estructura original y conocida como la Casa del Porrón del 1761.
A pesar de ser un barrio castizo, la Barceloneta no está exento de modas o tendencias. El vino natural está también presente en el barrio gracias a La Violeta, un local que hace 100 años era “el colmado de la señora Violeta”, y que ahora es el centro epicentro de vinos naturales y tapas con sello Slow Food.
Si aún tienes hambre de buen pescado o marisco, no debes perder la ocasión de tapear en Jai-ca o Bitácora, dos bares clásicos de las últimas décadas que sirven buen producto a precios bastante asequibles, perfectos para zamparte unos chipirones, chocos, pimientos del padrón, bomba de la Barceloneta, bravas, zamburiñas y otros clásicos del tapeo nacional.
