Qué comer
Por un lado existe la opción de las conservas, amigas inestimables de un buen vermut: anchoas del cantábrico, sardina marinada, lomo salmón ahumado, boquerones, mejillones, etc. Obligado probar algo de esta sección, sobre todo si es momento aperitivo.
Como complemento de estas tapas, recomendamos pruebes las patatas fritas, que son algo más gruesas de lo habitual. Si buscas algo más sofisticado entonces, mejor unos huevos «rotos» con jamón y patatas fritas, butifarra esparrancada con cebolla caramelizada y reducción de vermut, tortilla de patatas, fuet artesanal o el pan con tomate («coca de vidre»). Todo buenísimo.
El espacio
Uno de los detalles que más llama la atención de La Vermu es el rojo intenso y atrayente de los portones de madera de la entrada y su cartel negro al más puro estilo tienda o bar anglosajón.
Una vez dentro el blanco de las paredes de ladrillo y su prolongado espejo-carta de punta a punta marcan la pauta de entrada. A un lado la larga barra repleta de sifones y conservas, al otro mesas altas o bajas de mármol blanco para 2 o 4 personas.
Todo ello unido en el techo por bonitas vigas de madera y lámparas de estética industrial cayendo con soltura para iluminar bien cada copa. Una atmósfera muy agradable.