Gracia tiene consagrada una encomiable oferta de castizas bodegas y sin duda, Bodega Quimet es (o debe ser) un asidua de esa lista. Hoy pues, toca presentar un clásico del barrio.
La bodega data de 1954 cuando la fundó el señor Quimet. El negocio estuvo en manos de esa familia durante dos generaciones hasta que en 2010 aproximadamente, tras la jubilación del segundo Quimet, los hermanos Montero, a pesar de no tener experiencia, se aventuraron a seguir con el legado de esta archiconocida bodega «gracienca».
Sin duda es uno de sus valores.
Se trata de un precioso bar de suelos hidráulicos, botas de madera colgadas, sillas de madera, mesas de mármol blanco, nevera de leño oscuro y múltiples decoraciones históricas colgando de sus paredes (carteles publicitarios antiguos, por ejemplo). En definitiva, un espacio de bella factura.
Claro está, como bodega que es, resulta casi obligado pedir un vermut o un vino.
Sí, cerveza o cañas también hay evidentemente, pero recomiendo que os deleitéis con los productos más bodegueros, que son la especialidad y el hecho diferencial.
Su oferta de vinos de botella es bastante dilatada y si lo preferís os podéis comprar vino de varios tipos o vermut a granel.
El vermut de la casa que venden, a parte de barato (1’35€ el vasito, en 2014), es de la zona de Reus y está muy bueno.
No esperéis un restaurante, pero en Quimet podéis pedir bastantes tapas para picotear algo: embutidos, patatas fritas y sobre todo un gran surtido de productos «enlatados» (conservas), tan típicos de nuestro aperitivo: olivas, berberechos, mejillones, almejas, anchoas, boquerones, navajas, etc.
Muchos son de la conocida marca Lolín.
¡Salud y vermut!
"Se llena mucho en las horas de vermut, así que paciencia" - Andreu
Mié a Vie 10h – 00h
Sáb y dom 12h – 16:30 y 18:30 – 00h
Lunes y Martes cerrado
