El local
Nada más entrar nos sorprende su alargada típica barra de bar ibérico, el cual se deduce que es con bastante probabilidad, legado del anterior propietario. Seguidamente, resaltan las blancas baldosas y paredes color crema/turrón que se reparten a fracciones iguales y adornan gran parte de sus paredes o incluso las vigas de madera que rezuman historia viva de Gràcia.
Qué comer
Por su localización frente a un potente mercado municipal, Pubilla cuenta con un ajetreo constante y sobretodo diurno. De ahí por ejemplo que cuente con más horas abierto durante los desayunos y almuerzos. De ahí también que sea más reputado por sus «desayunos de tenedor» y sus menús de mediodía a 12€. Podéis consultar asiduamente su menú de mediodía en su Facebook.
Indagando en su oferta culinaria (que es sin duda su fuerte), cabe reconocer que tan sólo pudimos saborear 2 platillos, pero qué platos! Por ello, debo obligatoriamente recomendar que sin duda probéis sus raviolis de verduras, gambas y reducción de vermut rojo. Una delicia…Lástima que este excelso plato cuenta con un pequeño handicap: el precio. Por lo que cuesta sinceramente podría contener más que 4 raviolis (literalmente) que ofrecía el guiso. Una pena, porque francamente son de calidad suprema y producto de alta gamma.
También degustamos su particular versión del «pulpo a la gallega«, algo más barato y que asimismo estaba «per sucar-hi pa» (mojar pan). Fue breve, pero intenso. Fue efímero, pero meritorio. Eso sí, si vais fuera de menú contad que las raciones no son muy generosas. Ah, nos recomendaron las míticas tortillas. Habrá que paladear alguna…
Su filosofía
Expresada perfectamente en el cristal de su fachada me gusta: menú diario, Desayunos de tenedor, Aperitivos & Vermut y Cocina Catalana de mercado. Mejor, imposible. Hacia tiempo que buscaba un restaurante de estas características. Pena que sus exquisitos platillos sean algo caros…Supongo que la calidad y originalidad tienen su precio. Sin embargo, no hay duda que nos quedamos con las ganas de catar más suculencias «pubillenses» y que volveremos de nuevo para vivir más intensamente el orgasmo de tenedor.