Si analizáis el mural existente nada más entrar a la izquierda, os percataréis de algunos detalles curiosos como por ejemplo: el homenaje al El Molino u otras perceptibles referencias al «mundo Paral·lel».
Todo ello va acorde con el resto de la ecléctica escenografía: sillas de vivos colores, sillas de antiguas escuelas, sillas de madera o plástico, teléfonos de anticuario, múltiples vetustas mesas de casa de nuestras abuelas, añejas cómodas ciertamente únicas u otros singulares objetos muy vintage, conseguidos en mercadillos de segunda mano locales.
Por cierto, el nombre del local aduce a una mezcla de hechos personales del propietario y no a ninguna peli de Almodovar o porque sea un restaurante «maño».
A parte de la breve historia personal, el otro al hecho es que «Federica» sonaba a nombre artístico de «vedette» del Poblesec o Paral·lel, como ya lo fueran en su momento Ramona, Carmen u otras.
Qué tomar
En relación a las bebidas, como suele suceder en la mayoría de este tipo de bares, se ofrece desde cafés, bebidas no alcohólicas cañas, copas de vino, gintónics u demás cocktails típicos de la noche (mojitos, margaritas, capirinhas, negroni, etc).
Qué comer
En lo que a comida ser refiere, no os podemos asesorar mucho, dado que en su día, tan sólo tomamos algo.
Puesto que La Federica es más un bar para copas.