El espacio
Después de cautivarnos por su cartelera y atrezzo exterior (al estilo tienda anglosajona o afrancesada), nada más adentrarse, La Cuina d’en Garriga se difumina lentamente en una ordenada tienda de productos gourmet donde puedes proveerte de múltiples delicatesen como: frutas, verduras, conservas, vinos o platos cocinados, entre otros tantos.
Si nos sumergimos en el interior de la tienda en cambio, el local se transforma armónicamente esta vez, en un coqueto e informal restaurante de contadas mesas, donde puedes degustar los productos de la tienda, entre otros elaborados platos de temporada.
Precisamente esa parte de restauración la constituye un pequeño salón en forma de L con una atmósfera muy hogareña, que cuenta con un mini almacén adyacente reconvertido en salón más íntimo. Ese curioso reducido espacio alberga unas 4 mesas para cenas más románticas o según cómo, “clandestinas”, dado que estás rodeado de estanterías con vinos o cajas de cerveza bajo una tenue iluminación, al estilo almacén de la época de la ley seca.
Qué comer
El restaurante varía mucho su carta en función de la temporada, dado que adapta sus platos a las exigencias del mercado y la el biorritmo de los alimentos (algo siempre positivo y valorable).
Su cocina es simple pero de las que no decepciona. Su premisa de incentivar el producto de km 0 de calidad en su carta se percibe y palpa desde el primer plato hasta el postre, del desayuno a la cena.
Por su parte, para dejar algunos ejemplos sobre la mesa, nuestra visita incluyó un sublime steak tártar, la fresca ensalada Quinoa (espárragos verdes, piñones, rábano y limón confitado), la jugosa «burrata de Puglia«, el curioso plato de lentejas con apio o el interesante pulpo a la plancha con berenjena fumada. Todo delicioso.
Hubiéramos pretendido pedir algo más, pero los precios no ayudaron. Tendrá que ser en otra ocasión.
Qué comprar
Como decía, al ser tienda de productos alimenticios, en ella uno puede adquirir artículos como: platos cocinados (para llevar), vinos, lácteos, quesos, embutidos (charcutería), frutas, verduras, pasta, conservas, pan o incluso utensilios de cocina.