Bonay es un clásico del Eixample modernizado que abrió en 2016, con decoración impecable, ambiente joven y una terraza con aire de chiringuito. Aunque no tiene grandes vistas, es uno de esos lugares donde siempre apetece volver.
Bonay es un clásico del Eixample modernizado que abrió en 2016, con decoración impecable, ambiente joven y una terraza con aire de chiringuito. Aunque no tiene grandes vistas, es uno de esos lugares donde siempre apetece volver.
Como otros hoteles de Barcelona, el Yurbban Trafalgar no ha querido posicionarse como lugar solo para turistas, sino también para gente local. La clave de su éxito está sobre todo en su terraza con vistas 360º skyline de Barcelona, con mini piscina incluida.
Rooftop moderno y vibrante, ideal para ver la puesta de sol cerca de la Torre Agbar con vistas 360. Abierto desde 2022 a eventos, charlas y música en directo: un hotel pensado para crear comunidad.
Fue uno de los primeros hoteles con aires modernos que apostó por un patio al estilo marroquí como gran reclamo. No tiene mucha vista ni es rooftop, pero está lleno de plantas y es muy agradable para ir a tomar algo si estás por Poblesec.
Uno de los veteranos de la lista, en lo que a dinamización de una genial terraza se refiere. Cada año durante la temporada de calorete, siempre organizan música dj (o en vivo), eventos o simplemente un lugar perfecto para tardes/noches de copeteo en pleno centro de Barcelona.
Anteriormente conocido como el Hotel Ommm, ahora Sir Victor es un hotel que apuesta mucho por la cultura y los eventos (además de su actividad hotelera, claro). Tiene un rooftop maravilloso con estupendas vistas a Passeig de Gràcia y otros puntos de Barcelona donde poder comer y relajarse con música dj.
Hotel, coworking y punto de encuentro para nómadas digitales y freelancers de la ciudad. Cuenta con dos terrazas llenas de energía joven y ambiente internacional, cerca del Parc del Fòrum, en una ubicación práctica y bien conectada.
Ubicado en el corazón del Born, su rooftop con vistas al Parc de la Ciutadella es perfecto para una tarde de cócteles, buena comida y conexión con la ciudad.
En pleno bullicio de la calle Laietana, se esconde un rincón de calma y sofisticación: la terraza del Hotel Grand Central. Un oasis urbano desde donde contemplar las vistas infinitas del skyline de Barcelona.
Un rooftop de vértigo: planta 23, vistas infinitas y uno de los mejores restaurantes japoneses de la ciudad (chef Nobu Matsuhisa). Lujo, diseño y altura en todos los sentidos.