Su carta y comida
Si bien huyo de esos restaurantes que tienen fotos vintage en sus cartas/menú, cuando se trata de un restaurante japonés (o de otra cocina internacional tan distinta a la nuestra), incuestionablemente se echa en falta una mínima ilustración que nos guíe ligeramente por la senda exótica que vamos a abordar.
Quizás a su completa carta le faltaba más contenido explicativo de cada plato (que algo sí tiene), sea en texto o en foto/dibujo. Al menos yo lo hubiese agradecido porque en los momentos iniciales uno va algo perdido.
Existe texto citando los ingredientes, pero carece de aclaración de qué es un maki por ejemplo y del resto de toda la variedad culinaria del país del sol naciente.
Sobretodo, hubiera sido aún más fantástico teniendo en cuenta que nos tocó un camarero con pocas ganas de ayudar o explicarnos los detalles de la carta. Mala suerte supongo, o no.
Os dejo el link de la carta para los precavidos le echen un vistazo antes de ir a comer o cenar a Kibuka. Chic@ previsora vale por 2…En esta carta sí hay explicación y simbología gratificante. Clica aquí para ver la carta
En mi caso, dejé las especialidades a un lado y disfruté de lo lindo con un combinado de nigiris, que son con los que más me deleito. Ese plato contenía unos 7 nigiris, más unos 4-5 makis y costaba 16€.
También degustamos una rica tempura de verduras y un «tori no karaage» (pollo frito).
Para ser francos, aunque parezca poco, nos quedamos generosamente saciados.
Es verdad que los platos son algo caros, como sucede por desgracia con los demás «japos», pero la cantidad y sobretodo la calidad, merecen la pena un pequeño esfuerzo (de barriga y de cartera…).
Por falta de hambre y presupuesto no nos lanzamos a probar uramakis (tipo sushi enrollado al revés) o otras suculencias como los gyosa (empanadillas) o yaki-soba (fideos vegetales).
Preparando el post leímos en otras páginas que una de sus especialidades es la caipirinha de ron y sake (esa bebida espirituosa japonesa), mezcla curiosa y seguro explosiva…
El espacio
Por lo que al local se refiere (en concreto al de calle Goya), aunque a priori no lo parezca es relativamente grande (mas que el de Verdi), con mesas para 2 o 4 personas y luego una gran mesa para grupos o incluso para parejas.
El ambiente es muy agradable y muy jovial, al estilo Gràcia de noche, aunque a veces puede resultar algo ruidoso.