Si preguntáis a vecinos o a expertos bodegueros de Barcelona qué bodegas de Poblesec os recomendarían actualmente, sin duda, Bodega Celler Cal Marino estaría como primera o segunda opción (seguro en el top 3).
El local donde se encuentra Cal Marino fue en sus inicios (allá por principios del siglo XX) una fábrica de gaseosas llamada «Espumosos Bruguera» y que luego pasaría a llamarse «La Familiar«.
Años después albergó durante 4 décadas un taller de motos y cambio de aceite (sí, quien lo hubiera dicho!).
Fue hace ahora 4 años cuando Eduard decidió aventurarse en el mundo bodeguero reformando de arriba abajo el actual espacio, para construir en él una nueva bodega que tuviera destellos de tradición pero que incorporara asimismo un toque de actualidad.
El nombre de «Cal Marino» radica en Ulldemolins (Priorat) y es en honor al padre de Eduard. Curiosamente, parte de la familia de mi padre también eran de Cal Marino…
El local está situado en Carrer Margarit en pleno epicentro de Poblesec. Nada más entrar, en su pasillo con suelos de gres y paredes de ladrillo, encontramos en el lado izquierdo, varios toneles/barriles de madera donde yacen los vinos o vermuts para la venta a granel.
Al adentrarnos, iremos descubriendo paredes forrada de cajas de madera de vinos, así como las demás zonas del bar donde se hallan las diferentes pequeñas mesas altas hechas con barriles con taburetes o la barra/neveras en forma de L que contienen los eclécticos productos para degustar in situ o para llevar.
Sin duda, aunque joven, una bodega-bar muy castiza.
Por un lado está presente la tienda, donde podrás hacerte con todo tipo de vinos, espumantes, vermouths, cervezas extranjeras y artesanas, pero también con sus delicatessen como quesos, embutidos, olivas u otras comidas caseras (como las originales croquetas, por ejemplo).
Y por otro, el bar degustación, donde podrás sentarte en alguna de sus informales mesas altas para tomar tu aperitivo, ya sea vermut, vino, caña o unas olivas o también claro está, algo de su tienda.
Te recomendamos pruebes algunas de sus suculentas tapas: bombas, moixama (atún), marisco, pimientos rellenos, alcachofa grillada, tomates secos, salmon con queso, ricotta y jamón, «Papas arrugas» (con su respectivos «mojos»), anchoas del cantábrico, melva de Cadiz, micuit de foie, etc. Si queréis más propuestas clicad aquí.
Además, con cierta frecuencia el «celler» organiza vermuts musicales, catas de vinos, catas de quesos, etc. Así que si queréis estar atentos, os proponemos que sigáis su página o su FB o Twitter.
Porque a pesar de no haber sido siempre bodega, mantiene casi intacto esa atmósfera de bar de toda la vida y es ya a día de hoy, después de 4 años de apertura (que se cumplen ahora en noviembre) un local de referencia en el barrio. Algo harán bien estos «marineros».
Porque Eduard, a pesar de no venir del sector, en 4 años ha logrado ofrecer un espacio magnífico que apuesta por productos de toda la vida y de calidad.
Por sus precios: los precios del vaso de vermut i de sus tapas por ejemplo, hacen de Celler Cal Marino un lugar para disfrutarlo semanalmente.
Lun a Sáb
12h – 15h y 19:30 – 23:30h
Domingos
12h – 15h
