Te presentamos una casa de comidas de Gracia abierta todos los días. Sus platos de temporada y de inspiración mediterránea junto a una mise en place deslumbrante, convierten Santa Gula en una verdadera tentación para paladares inquietos.
Te presentamos una casa de comidas de Gracia abierta todos los días. Sus platos de temporada y de inspiración mediterránea junto a una mise en place deslumbrante, convierten Santa Gula en una verdadera tentación para paladares inquietos.
Santa Gula estrenó sus fogones allá por 2011 en una de las plazas más discretas de Gràcia, Narcís Oller.
A primera vista el restaurante encandila con un diseño nórdico-minimalista de marcados tonos blancos, maderas claras y una preciosa cocina-vista. Un concepto ahora más recurrente, pero totalmente innovador hace algunos años, antes de la invasión del estilo escandinavo.
Conocemos Santa Gula desde su fase embrionaria y tras cinco años de vida, podemos afirmar que su carácter espontáneo, su comunión como equipo y la belleza o sabor de sus platos siguen sublimes e intactos como el primer día. Y hoy finalmente, te contamos nuestro peregrinaje por este recomendable restaurante.
La cocina de Santa Gula, una verdadera tentación para paladares inquietos, es espontánea, cambiante y de mercado porque su chef Martín Marchese, uruguayo y de familia italiana, sigue lo que su creatividad y lo que la naturaleza le proporciona a cada instante.
Su viajado equipo rehuye de etiquetas y crea siempre una carta rompedora con absoluta libertad, hecho que les ha permitido aflorar experiencias culinarias genuinas y diferentes desde su génesis.
Tanto los mediodía como las noches, en Santa Gula hay ciertos platos que por votación popular de sus fieles comensales nunca desaparecen de la carta: como el cochinillo, las manitas de cerdo, los raviolis de setas y gambas o el tremendo tataki de atún con ensaladilla de mango y aguacate. Otros en cambio, como los espárragos “cojonudos” con salmón marinado o las flores de calabacín con “scamorza affumicata” y anchoas son implementados según la estacionalidad del producto y la curiosidad del chef y su equipo.
Porque al fin al cabo, como nos cuenta Martín, “la comida es cultura y como tal se empapa de lo que vivimos cada día: de nuestros viajes, encuentros, inquietudes o descubrimientos”.
Por ello en Santa Gula tu paladar, de día o de noche, pecará siempre algo nuevo y original.
Volveremos a pecar seguro…
Ah, desde agosto 2018 existe el hermano pequeño de Santa Gula, el Gula, justo en la misma calle y que ofrece tapas, platillos a precios algo más económicos.
Todos los días
13h – 16h y 20h – 23h